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Electricidad II

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electromagnetismo

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Proyecto 2. Antologia.







Los dos Miopes
Había una vez dos miopes y ninguno de los dos quería admitir su desgracia; por el contrario, cada cual quería probar al otro que tenía muy buena vista.
Un día se enteraron de que una familia de la vecindad llevaría un exvoto al templo. Cada uno por su lado averiguó en secreto la inscripción que grabarían. El día en que el panel iba a ser colocado, llegaron juntos al templo. Levantando los ojos, uno de ellos exclamó:
- ¡Qué bello panel!, «gloriosa es tu fama», reza la inscripción de cuatro grandes jeroglíficos.
- Eso no es todo – agregó el otro –, hay otra corrida de pequeños jeroglíficos que usted no ha visto. En ellos están el nombre del calígrafo y la fecha de la obra.
Al oírlos, una de las personas allí presentes preguntó:
- ¿De qué hablan ustedes?
- Estamos discutiendo a propósito de la inscripción que acabamos de leer en el panel del exvoto – contestaron los dos.
Todos rompieron a reír.
- ¡Ustedes están ante un muro desnudo, el panel no ha sido colocado aún! – les dijeron.



















UN MOMENTO DE DESCANSO

Un personaje importante fue de visita a un monasterio budista. Después de beber numerosas copas de vino, recitó un fragmento de un poema de la dinastía Tang:
Al pasar por un monasterio perdido
entre los bambúes, me detuve a conversar
con el bonzo;
Lejos de mi vida agitada, gocé
de un momento de descanso.
El bonzo riendo, lo escuchó declamar.
- ¿Por qué ríe usted? – preguntó el augusto visitante.
- Porque su momento de descanso me costó tres días completos de preparativos – contestó el viejo bonzo.
Tan Gai





POR QUÉ ZENG SHEN MATÓ AL CERDO

Un día, cuando la mujer de Zeng Shen salía para el mercado, su hijo lloró y clamó que lo llevara con ella.
- ¡Vuélvete a casa! – y para apaciguarlo, agregó: - Cuando yo regrese mataré al cerdo para ti.
Al regresar vio a Zeng Shen que estaba a punto de matar al cerdo. Rápidamente lo detuvo.
- Fue un decir – protestó –, sólo para calmar al niño.
- ¿Cómo puedes engañar al chico de esa manera? – le recriminó Zeng Shen –. Los niños no saben nada, pero imitan a sus padres y aprenden de ellos. Cuando tú defraudas al niño, le enseñas a mentir. Si una madre engaña a su hijo, éste no confiará en ella; no es la forma de educarlo.
Zeng Shen mató al cerdo




DISPUTA ENTRE LA BECADA Y LA ALMEJA

Una almeja estaba abriendo su concha para calentarse al sol cuando una becada le dio un picotazo.
La almeja atrapó con rapidez el pico del pájaro y lo retuvo con fuerza.
- Si no llueve hoy o mañana – dijo la becada –, habrá aquí una almeja muerta.
- Si no puedes darte el lujo de desprenderte hoy o mañana – dijo también la almeja-, habrá aquí una becada muerta.
Como ninguna cedió, un pescador que por ahí pasaba atrapó a las dos.


EQUIVOCADA


Como Xi Shi, la famosa belleza, sufría del corazón, a menudo fruncía el entrecejo a la vista de los vecinos.
En el mismo pueblo, una niña fea la vio, y creyendo que aquel gesto era encantador, cruzaba sus manos sobre el pecho y fruncía el entrecejo ante todo el mundo. Pero, al verla, el rico atrancaba sus puertas y no volvía a salir; el pobre huía llevándose a su mujer y a sus hijos.
¡Pobrecilla! Podía admirar el ceño de Xi Shi, pero no sabía por qué era hermosa.








EL REFLEJO DEL ARCO

Mi abuelo, que era magistrado del distrito de Jixian, invitó una vez a su secretario Du Xuan a beber con él durante las fiestas del solsticio de verano. Un arco rojo que colgaba en la pared norte producía en su copa un reflejo parecido a una serpiente; pero a pesar de que Du Xuan estaba asustado no se atrevió a negarse a beber. Más tarde le acometió un fuerte dolor de estómago, y no pudo comer; por lo tanto adelgazó mucho. Aunque probó toda clase de medicamentos, no se curó.
Tiempo después, mi abuelo que fue a casa de Du Xuan por algunos asuntos, le preguntó cómo había contraído su enfermedad.
- Por temor a la serpiente que me tragué – le dijo Du Xuan.
Una vez de regreso, mi abuelo reflexionó, se volvió, vio el arco, y comprendió lo que había sucedido. Envió a un subordinado con un carruaje para que trajera a Du Xuan a su casa. Le ofreció vino en el mismo lugar, de modo que la serpiente apareció otra vez en la copa.
- Es simplemente el reflejo de ese arco en la pared – dijo a su secretario.
De inmediato Du Xuan se sintió mejor y grandemente aliviado, se puso bueno.




MÚSICA PARA UNA VACA

Un día, el célebre músico Gong Mingyi tocó música clásica ante una vaca; ésta continuó pastando como si nada. «No es que ella no la oiga, es mi música que no le interesa» - se dijo el músico. Se puso entonces a imitar en su qin el zumbido de las moscas y el mugido de los terneritos. Al instante la vaca paró la oreja, y balanceando su cola se acercó al músico para escuchar hasta el final la música, que, esta vez tenía un significado para ella.
Mou Zi




QUIEN MERECÍA EL PUESTO DE HONOR

Un hombre que pasaba frente a la casa de un amigo notó que la chimenea era recta y que una pila de leña había sido colocada cerca de la estufa.
- Es mejor que construya otra chimenea con un codo – advirtió al dueño de casa – y aparte esa leña; de otra manera puede provocarse un incendio.
Pero el dueño de casa no hizo caso del consejo.
Tiempo después la casa se incendió; pero por fortuna los vecinos ayudaron a apagarla. Entonces la familia mató un buey y preparó vino para expresar sus agradecimientos a los vecinos. Aquellos que habían sufrido quemaduras fueron colocados en los puestos de honor; y el resto, de acuerdo a su mérito; pero no se mencionó al hombre que les había aconsejado construir una chimenea nueva.
- Si Ud. hubiera aceptado el consejo de aquel hombre – recordó alguien al dueño de la casa –, se habría ahorrado los gastos del buey y del vino y habría evitado el incendio. Ahora está Ud. agasajando a sus vecinos para agradecerles lo que hicieron, pero, ¿es justo olvidar al hombre que le aconsejó reconstruir la chimenea y apartar la leña, mientras trata a aquellos que sufrieron quemaduras como huéspedes de honor?
El anfitrión se dio cuenta de su error e invitó al hombre que le había aconsejado correctamente.


LA FIGURA DE BARRO Y LA IMAGEN DE MADERA

Cuando el señor Meng Chang Jun decidió abandonar su tierra natal –el Reino de Qi– para desempeñar un cargo en el Reino de Qin, cientos de personas trataron de disuadirle. Pero él no les escuchaba. Entonces Su Qin, el retórico, quiso convencerle.
- He oído todos los argumentos que los hombres pueden discurrir – dijo el señor Meng Chang Jun –. Sólo faltan razones sobrenaturales.
- He venido sin la intención de discutir problemas terrenales – contestó Su Qin –. Pido audiencia para hablar de lo sobrenatural.
Entonces el señor le recibió, y Su Qin contó la historia siguiente:
«Pasando el río Zi, cuando venía hacia acá, oí como conversaban una figura de barro y una imagen de madera de durazno.
- Tú eras una porción de tierra en la ribera del Oeste – se mofaba la imagen de madera –. Ahora te han modelado en una figura; pero durante las grandes lluvias del octavo mes, cuando el río crezca, puedes estar segura que serás destruida.
- ¿Qué hay con eso? – respondió mordaz la figura de barro –. Vengo de la ribera Oeste, y cuando sea destruida volveré a ser parte de ella. Pero tú estás hecha de un palo de durazno del país del Este, tallado en imagen. Cuando vengan las grandes lluvias y el río crezca, tú serás barrida lejos y entonces, ¿qué harás?
- El Reino de Qin tiene entradas fortificadas a todos los lados, por lo que es como entrar en las fauces del tigre. Si va Ud. a Qin, temo que nunca volverá.»
Entonces el señor abandonó su plan.




DIBUJANDO UNA SERPIENTE CON PATAS

En el Reino de Chu, un hombre que había hecho una ofrenda a la divinidad, dio a sus ayudantes la copa de vino del sacrificio.
- No es bastante para todos nosotros – dijeron los hombres –, pero es más que suficiente para uno. Dibujemos cada uno una serpiente en el suelo, y el vino será para el que termine primero.
El hombre que acabó primero, tomó la copa, pero sosteniéndola con la mano izquierda siguió dibujando con la derecha.
- Hasta puedo añadirle patas – dijo.
Antes que las terminara, otro de los ayudantes concluyó su dibujo y le arrebató la copa.
- La serpiente no tiene patas – dijo este último –, ¿por qué se las agrega?
Así diciendo, bebió el vino. Y el que había dibujado las patas se quedó sin beber.


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